HOMENAJE DE JUAN PABLO GARRIDO
“Un pueblo que no fomenta su
teatro, si no está muerto, está moribundo. El teatro que no recoge el latido
social, el latido, histórico, el drama de sus gentes, con risa o con lágrimas,
no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa
horrible cosa que se llama "matar el tiempo". (F. García Lorca)
Se ha ido uno de los iconos del
teatro chillanejo, que tuvo su época de gloria en los años 50 al 73, cuando, en
todo el país, fue arrasado porque era una peligrosa práctica subversiva.
Rafael Urzúa Caro llegó al
teatro, como muchos, por casualidad. Siendo estudiante del otrora glorioso
Insuco, tenía por compañero de banco a Pedro Villagra Garrido, hermano de otro grande del teatro nacional, Nelson
Villagra.
Pedro lo invitó a ver los ensayos
y de mala gana aceptó. Al principio le pareció ridículo, pero cuando probó
actuar en un pequeño papel, entonces le picó el bichito del teatro, para lo
cual no hay antídoto, y se transformó en tablas-crónico, como todos.
Eran los gloriosos tiempos de un
grande del teatro chileno, Enrique Gajardo
Velásquez, que revolucionó el arte escénico y radial de nuestra ciudad.
El Instituto de Extensión Cultural propició que cientos de jóvenes vivieran
años felices, se sintieran realizados y comprometidos con el arte de su ciudad
y país. Ahora que son viejos, les brillan sus ojos de nostalgia y una sonrisa
acusa el recuerdo de la época más linda de sus vidas.
Uno de esos muchachos fue Rafael
Urzúa Caro. Su Compañía Teatral siempre fue el glorioso Teatro Experimental,
aunque también participó, un tiempo, en el teatro de la ex Universidad de
Chile.
Participó en cerca de cincuenta
montajes. Lo recuerdo en los últimos años actuando en “La secreta obscenidad de
cada día” de M. A. de la Parra, con su
inseparable amigo Bernardo Neira, otro grande del teatro chillanejo.
Foto: Recibiendo Distinción Educa UBB por su
trayectoria de ciudadano notable de Ñuble (14 de abril 2016)
Pero Rafael se destacó también
por su trabajo radial. Radio controlador, programador y discotecario, era el
hombre clave para grabar los radio teatros, otro producto asociado a las tablas
y que por años fueron programas ancla de la radiotelefonía local.
Actor, tramoyista, técnico de
sonido y celoso guardián, hasta su último día, de importantes grabaciones que
constituyen hoy, un valiosísimo patrimonio cultural.
El colegio de Profesores, el año
1991 le rindió un merecido homenaje.
El teatro en Chile floreció
porque los jóvenes de esa época, los intelectuales, las universidades estaban
empeñados en que fuéramos una nación culta, pensante, participativa.
Foto: Rafael Urzúa Caro e hijas (Premiación UBB 2016)
Como no existía la alienante tv,
las redes sociales, los jóvenes de
entonces eran voraces lectores.
En los liceos brotaban los clubes literarios, poéticos, teatrales y todos tenían como norte producir un país
intelectual pensante, deliberante, propositor, que cambiara las condiciones de
vida de la época.
El teatro es un medio mágico que
enseña el trabajo en equipo, el respeto por el otro, el cultivo de ideales, la
perseverancia, paciencia, un espacio de reflexión de debate, de tolerancia.
El teatro hoy sobrevive agónico,
porque a una sociedad individualista y consumista le estorban los seres
pensantes, le sirven los payasos que entretienen y que hacen, como decía García
Lorca, “esa horrible cosa que se llama "matar el tiempo". Son los
llamados “influencer”, los “líderes de opinión” de hoy, banales, espurios con
miles de seguidores que devoran sus chatarras y que nada aportan, solo basura
mental.
Rafael Urzúa Caro perteneció a
esa generación que, tristemente ya se va, pero dejó un legado imborrable, inolvidable y que debemos rescatar.
Foto: Entre los integrantes de los discípulos del "maestro" Enrique Gajardo Velásquez.
Juan Rafael Urzúa Caro (más conocido como Rafael Urzúa)
Nació el 12 junio 1934. Santiago,
en el año ‘39 se vino a Bulnes (el terremoto lo vivió en Bulnes) y luego se
vinieron a Chillán.
Estudio en la Escuela México y en
el Comercial. Casado con Lucy Henríquez (locutora de la Discusión)
Trabajó en Radio la Discusión, La
Central y la Contacto.
Integró los grupos de Inechuc,
Teatro Experimental de Chillán
Fue compañero de Nelson y Pedro
Villagra y tuvo la dicha de conocer
Violeta Parra
Víctor Jara
Pablo Neruda entre otros muchos
artistas nacionales de los años 60' que en ese tiempo llegaban a Chillán.
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