sábado, 20 de diciembre de 2008

Presentación del libro La vida como faena


Sábado 20 de diciembre de 2008.
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Por Olga Chávez Gutiérrez.

“La vida como faena” de Alejandro Witker Velásquez, es el más reciente acontecimiento editorial acaecido en Chillán. Su lanzamiento, realizado en la Sala Schäfer de la Universidad del Bío Bío concitó el más amplio respaldo ciudadano.

No pudo haber sido de otra forma. El autor de la Silla del Sol, de los Cuadernos del Bío Bío, Expo Arrau, Expo O’Higgins e innumerables artículos de prensa, que por cierto serán materia de su próximo libro “Patria provinciana” es en sí mismo un imán que atrae a moros y cristianos. Chillán se dio cita para testimoniar al maestro, al “artista de la política” como lo catalogó públicamente el señor Pedro Aguirre Charlin presidente del Instituto O’Higginiano de Chile. Es que Witker, es evidentemente un artista. Lo conocemos desde nuestra más temprana adolescencia, primero como docente del Instituto Superior de Comercio de Chillán, luego como líder indiscutido de la instalación en nuestra ciudad del Centro Universitario de Ñuble, posteriormente Universidad de Chile Sede Ñuble y actualmente Universidad del Bío-Bío.

Su libro autobiográfico que destaca su trayectoria, evidencia ampliamente su pasión. La pasión es la vida. La pasión es la que da frutos. La pasión es la clave para el éxito. Con esa pasión el autor no sólo detalla lo que ha sido de su vida durante sus setenta y cinco años de existencia, sino que promete un regalo contundente para su próxima “Escala técnica”. En las páginas 180, 181 y 182 se da cuenta de los proyectos que este inquieto “Hombre de la Cultura” se ha impuesto realizar para su natal Chillán.

Reproducimos parte del capítulo Regalos para mi ciudad: Memoria. Creación de una dependencia municipal que registre el acontecer de la ciudad, antiguas familias, empresas, intelectuales y artistas. Chillán no tiene un registro de sus alcaldes. O’Higgins. Instalar espejos de agua o rejillas para proteger el monumento del vandalismo y del descuido de quienes sólo se preocupan de “bañarlo” en vísperas de conmemoraciones. Museos. Dotar de recursos humanos y técnicos al Museo San Francisco. Crear en la Escuela México, salas de cultura mexicana. Nuevos Museos: Vinay, Colvin, Pacheco Altamirano, con directores especializados y designados por concurso público.

La agricultura de Ñuble, baluarte de sus tradiciones, está en transición tecnológica y cultural; es necesario crear un museo antes que desaparezca todo vestigio de una historia de siglos. Teatro Municipal. Declararlo proyecto Bicentenario, avanzar por etapas, para convertirlo en un gran centro cultural y dotarlo de administración profesional. Ubicar lugares en que nacieron distinguidas figuras de nuestra cultura para instalar monolitos o placas conmemorativas. En la Plaza de Armas de Chillán se ha instalado un listado de próceres, escogidos con dudoso criterio y numerosos errores. Calles de Chillán.

Paseo Peatonal, apertura de escuelas, pileta abandonada, tránsito, pavimentación, ñublensinos distantes, turismo, baños públicos, pueblito artesanal, sede cultural, premios municipales de Arte. imposible sería finalizar esta columna sin recordar el impacto que nos produjo la crónica titulada “Viejo corazón” (La Discusión 16 de marzo 2008) especialmente su último párrafo: “Estoy con el caballo ensillado esperando que aclare para iniciar el último galope. Seguiré el mismo camino, sin odios, camisetas chicas ni consignas, procurando aportar en la búsqueda de la mejor sociedad posible”.


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