sábado, 28 de febrero de 2009

Docentes Serán velados en la misma escuela en que por años dictaron clases

Sábado 28 de febrero de 2009.
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La consternación que se apoderó de los vecinos de Tres Esquinas de Cato al surgir las primeras noticias de la muerte de dos queridos profesores del lugar, se hizo más sensible a medida que se conocían detalles del hecho que se entremezclaron y acallaron, un tanto, frente a las bondades y reconocimiento que cada lugareño hizo de los fallecidos.

Fue el caso del actual director de la Escuela G-220, Mauricio Saldías Valenzuela, quien recordó a sus ex colegas, Alejandro Contreras Badillo y Erika Hernández Vilches con particularidad, dolor y tristeza que hicieron brotar de sus ojos sentidas lágrimas.

“Por casi 40 años Alejandro trabajó en esta escuela. Erika, nos acompañó por más de 20 años”, dijo al iniciar sus recuerdos, puntualizando que “la mayor parte de su vida profesional la desarrollaron en este plantel y junto a esta comunidad”.

Aunque Alejandro Contreras y Erika Hernández hacía años que se habían alejado de su escuela, no dejaron nunca de ser profesores. Mantuvieron un contacto y participación con la vida escolar. Prácticamente la escuela, era como su segunda casa.

Recordando con pesar que Alejandro Contreras manifestó en vida que la Escuela de Cato, su segunda casa, sería el sitio adecuado para que lo velaran algún día, Mauricio Saldías apuntó que “haremos todos los esfuerzos y diligencias para que se cumpla con aquel deseo personal”. Alejandro Contreras, fue director de la escuela de Cato durante 14 años, lo que le permitió adentrarse en el corazón de esa comunidad que hoy siente lo ocurrido, por lo inesperado del hecho y por la crueldad con que el o sus atacantes les quitaron la vida.
Foto: Cronicachillan.cl
“Éste fue un hecho que nos golpeó muy duro, a todos. Nos estremecimos e impactamos con las primeras noticias”, manifestó Saldías, comentando que después de su retiro de las aulas, Contreras y Hernández, formaron una pequeña empresa que, además, se transformó en una fuente de trabajo para varias personas del sector.

Finalmente, haciendo esfuerzos para que las lágrimas no brotaran de sus ojos, Saldías señaló lo difícil que resultaba, en ese momento, “hilvanar palabras para referirme a los colegas, con quienes compartimos un par de décadas de trabajo. Se me hace muy difícil”, concluyó con su voz entrecortada por la emoción.

EMPLEADA DE CONFIANZA
Para, Silvia Chávez, empleada de confianza de la pareja de comerciantes asesinados (trabajó 15 años con Alejandro y Erika), la muerte de sus patrones y amigos fue como un mazazo que la demolió animicamente y le produjo un inmenso dolor que se tradujo en un desconsolado llanto. Como encargada del local, Silvia llegó a las 8 de la mañana de ayer y dijo haber encontrado la puerta de la casa de sus patrones abierta y la comunicación de ésta con el local en las mismas condiciones. Se sorprendió y como una forma de recibir apoyo llamó a otro trabajador que se encontraba en un molino inmediato. Ambos recorrieron el local y se percataron que estaba abierto y, además de la falta de la caja registradora, notaron cierto desorden. Luego, concurrieron hasta las dependencias de sus patrones y, “a pesar de golpear, insistentemente, no recibimos respuesta alguna, por lo que avisamos, de inmediato, a Carabineros”, manifestó la mujer que lloraba desconsoladamente la partida de sus patrones.

Manifestaciones de dolor y reconocimiento de los ex educadores asesinados, se repitieron a cada instante entre los lugareños de Tres Esquinas de Cato que no daban crédito a lo ocurrido, sobre todo en medio de una comunidad rural, alejada del ruido de la ciudad.

Foto: Emisión TVN
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