9 de enero, 2011
Más allá de los análisis cuantitativos de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), que llenan páginas de diarios y tienen un efecto más noticioso, la tendencia educativa es medir a los establecimientos según su comportamiento a lo largo del tiempo y en relación a la cantidad de alumnos que rinden la prueba.
Y aquí entra un debate clave: si para un establecimiento es mejor destacar por sus puntajes máximos, léase nacionales, o por el promedio PSU que logran sus alumnos.
Ejercicio que se puede hacer tomando el ranking de los mejores 50 colegios subvencionados de Chile, donde hay tres emblemáticas entidades chillanejas. En el lugar número 13 está el Instituto Santa María, con un promedio PSU de 628 puntos, seguido en el puesto 16 por el Colegio Concepción con 625,3 puntos y finalizando el Colegio Padre Hurtado, con 606,6 puntos, quedándose con el lugar 31.
¿Primera lectura? El que más puntajes obtuvo a nivel nacional, el Padre Hurtado con seis, está al final de la lista. Y el que está al tope en promedio PSU en Chillán, el Santa María, no obtuvo puntajes nacionales.
¿QUÉ ES MEJOR?
En medio de los guarismos de puntajes y promedios, es clave indagar, a la hora de cuantificar sus resultados, qué es mejor: puntajes nacionales, el promedio logrado en la PSU, o en lo posible ambos.
La directora del Instituto Santa María, Angélica Caro, junto con destacar el puntaje obtenido como promedio por su establecimiento, indicó al respecto que “indudablemente que los puntajes nacionales son buenos, porque junto con ser un aliciente para el colegio por un tema de imagen, entregan la posibilidad de ranquearse”.
En tanto Talitha Gavilán, jefa del Departamento de Orientación Psicología del Colegio Concepción, clarificó que al hablar de puntaje y promedio, pareciera que son cosas semejantes, “pero son distintas. La verdad que los puntajes nacionales son fruto del trabajo realizado por el colegio y del esfuerzo del estudiante; sin embargo el promedio indica que a la política de colegio, se une un trabajo mancomunado de todo el estamento para que la gran mayoría de los alumnos alcance el objetivo. Está implícito, además, la dedicación de los padres que apoya la tarea del colegio”.
Para Pamela Möller, vice-rrectora académica, del Colegio Padre Alberto Hurtado, “en general, todo es bueno. Uno no puede decir que es mejor un puntaje nacional o un buen promedio. Ambas cosas son excelentes, pero tenemos un proceso más asentado cuando el puntaje, en general, va subiendo paulatinamente; lo que nos indica que hay un grupo más homogéneo que tiende, un poquito más, a acercar los procesos”.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Respecto de las recetas, tanto del Instituto Santa María, como del Colegio Concepción y del Colegio Padre Hurtado, para la obtención de sus respectivos promedios, Angélica Caro aclara que “la primera de ellas es que los directivos, directores y sostenedores deben construir ambientes de aprendizaje, superando las debilidades y superarlas”.
Talitha Gavilán destaca el trabajo tripartito en que es clave la familia, el estudiante y el colegio. Además estima que “el Colegio Concepción, está en franco progreso, gracias a una política centrada en la entrega de las mejores competencias existentes en el medio”.
Para Pamela Möller, del Padre Hurtado, “el secreto, para un buen puntaje nacional se basa en un trabajo que comienza desde los primeros medios. Se trata de un proceso bien llevado en que atendemos, como proyecto lectivo, a la diversidad”.
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