viernes, 4 de marzo de 2011

Escuela Paul Harris de Sector Reloca: un regreso a clases entre esperanzas y sueños cumplidos

www.ladiscusion.cl
4 de marzo 2011
Son cerca de las 11 de la mañana. En el comedor de la Escuela Paul Harris de Chillán (ubicada en el sector de Reloca), los cinco alumnos de cuarto y quinto básico que llegaron ayer a su primer día de clases comienzan a sentir el exquisito, pero distractor aroma de la comida que con tanto cariño, sus manipuladoras les preparan día a día.
Es que desde el año pasado, cuando surgió la iniciativa municipal de dotar al plantel de salas modulares donadas por una empresa argentina, la vieja estructura de madera que había sido refaccionada por el Colegio Padre Hurtado y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y que albergaba a los estudiantes, quedó reducida a dos salas sin luz, ya que ante la pronta llegada de los containers, era necesario despejar el lugar. Incluso, el Rotary Club Chillán Oriente (institución que apadrina al plantel) donó el radier para colocarlos, el cual se hizo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, pasaron los meses, y estos no llegaron. Los alumnos debieron reubicarse en las salas de Enlaces, de profesores y en el comedor, espacios que obviamente no eran los más adecuados, por lo que los reclamos de los apoderados y docentes no se dejaron esperar.
“Fue un año difícil el 2010. Perdimos matrícula, de 90 niños, bajamos a 76, y hoy (ayer) como nunca llegaron sólo 17. Logramos, eso sí, que séptimo y octavo básico no fueran cursos combinados”, cuenta la directora del establecimiento, Marigen Aguayo.
Cuando ya casi habían perdido las esperanzas, y se aprestaban para iniciar un nuevo año ocupando “pseudo” salas de clases, la nueva directora del Departamento de Educación Municipal (DAEM) de Chillán, Cecilia Aguilera, le comunicó la buena noticia a la directora.
“Apenas asumí visité la escuela. Las salas modulares estaban varadas en Argentina por un problema de papeleo que gracias a Dios, pudimos solucionar durante estos días”, indicó la autoridad.
Marigen Aguayo agregó que le fecha estimada para contar con las nuevas aulas sería el 15 de marzo.
La noticia entusiasmó a profesores y alumnos. Natalia Becerra y Matías Ferrada fueron los únicos dos valientes de séptimo básico que llegaron ayer a su primer día de clases. “Estaba aburrido en la casa, y como me contaron que vamos a tener salas nuevas, más ganas de volver tenía”, dijo Matías. Natalia, en tanto, ya no puede esperar más para trasladarse. “Necesitamos estar más cómodos. En todo caso, no cambio mi escuela, los profesores son muy buenos”, sostuvo.
La profesora jefe del curso, Elizabeth Ortega, recalcó que es imperioso, tanto para los niños, como para los docentes, contar con nuevas aulas. “Pasamos un 2010 bastante desastroso, así que ojalá que lleguen pronto las salas modulares. A los niños siempre hay que ofrecerles lo mejor”, sentenció.
En la sala-comedor, en tanto, se acerca la hora del almuerzo: papas cocidas con cerdo arvejado y ensalada de tomates. Un rico plato que la comunidad escolar espera degustar nuevamente en dos semanas, pero sin libros y pizarra de por medio.
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