viernes, 16 de diciembre de 2011

Compadre Moncho: “A las mujeres les gustan los hombres seguros porque buscan protección”


ladiscusion.cl
16 de diciembre, 2011
Nació en Concepción “por casualidad” en 1944, pero su vida toda la ha desarrollado en la capital. Se trata de Adriano Castillo, quien ayer lanzó en Chillán la versión 17 del Encuentro Internacional de Teatro para Chillán Entepach.
“Mi padre construyó las terminaciones del Hospital Regional y la Estación de Ferrocarriles de Concepción. Él tuvo una vida muy agradable en esta zona, hasta que nos trasladamos a Santiago”, cuenta el actor quien encarnó por años al insoportable, pero querido personaje de la serie de televisión “Los Venegas”, el “Compadre Moncho”.
Sus inicios en las tablas se dieron en la época escolar. Más tarde, y cuando entró a estudiar Química y Farmacia se integró a un grupo de teatro nacido en el seno de la Universidad de Chile. En plena década de los sesenta, Adriano realizó teatro de corte político, lo que le valió pasar a integrar las “listas negras” de artistas durante el gobierno militar.
“Durante ese tiempo, en que no me dejaron trabajar, hice clases de matemática y vendí seguros. Estuve haciendo teatro con la Silvia Piñeiro, Drácula con Alejandro Cohen hasta que llegó a Chile José Pepe Vilar. Él se la jugó por mí y me llevó primero a Chilevisión y luego a TVN, a pesar que ahí no me querían. Me sentí pésimo porque es difícil que no te dejen trabajar. A pesar que Pepe se la jugó, a su muerte debí dejar TVN”, contó.
-¿Y cómo nace tu papel de “Los Venegas”?
-Cuando me lo propusieron, yo trabajaba con Coco Legrand en “No voten por mí”. No quise dejarlo porque con él me iba bien. “Los Venegas” comenzó en marzo de 1989 y yo aparecí en octubre de ese año en pantalla.
-¿Cómo articulaste tu papel de “Compadre Moncho”?
-Lo hice durante 22 años. Me dieron algunos parámetros. Que era fresco, que no devolvía la plata, que siempre se andaba aprovechando del “pelao” y que le gustaban las fiestas y las minas. De inmediato pensé que lo tenía en mis manos. El Moncho tiene cualidades negativas, pero atractivas. Nunca fue perverso. Yo creo que esto tiene una razón anexa. El actor tiene la virtud de tener a una mujer estupenda en casa (Beatriz Alegret). Eso lo hizo una especie de ícono popular.
-¿Te llaman “maestro” en la calle?
-Sí. Me tocan, me preguntan cómo se hace. Hay gente que me ha preguntado cómo se puede tener a una mujer linda. Yo siempre entrego algunos parámetros. Lo primero que tiene que hacer uno es destacarse. Las mujeres miran con buenos ojos a los tipos que se destacan, ya sea porque son buenmozos, porque se lucen en la pega, porque son divertidos, en fin. Además, debe demostrar ser un gallo sólido y seguro en su forma de actuar, porque las mujeres sean o no lindas, buscan protección, aunque hoy no lo quieran reconocer.
-¿Así de directo?
-Yo siempre les digo a los gallos: no seas curado, sucio y hocicón. Las mujeres aprecian a los tipos discretos.
-¿Dónde conociste a Beatriz?
-La conocí dos veces. En 1983 me invitaron a una de las últimas revistas del Bim Bam Bum y apareció esta mujer en un columpio, llena de flores y haciendo toples. Yo miré a esta musa y mi mujer de aquel tiempo me dijo: “qué mujer más hermosa”. Ella le dio el vamos. En 1990 me separé y enganché con la Beatriz cuando vuelve a Chile. Ahí apliqué otra técnica fundamental: la indiferencia. Me demoré 2 meses en conquistarla y ya llevamos 20 años juntos.

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