CHILLÁN HUMANO Intercomuna, sus penas y alegrías: “Sus cabellos crespos anunciaban la revolución que él produjo después”

miércoles, 10 de septiembre de 2014

“Sus cabellos crespos anunciaban la revolución que él produjo después”

Foto Chillan Humano

05 Septiembre 2014 22:13 Escrito por Carolina Marcos

Washington Sandoval, ex alumno de Nicanor Parra en el Liceo de hombres de Chillán

Washington Sandoval fue otro de los visitantes al Liceo Narciso Tondreau hoy. Proveniente de Viña del Mar junto a su esposa y su hija, el ex alumno de Nicanor Parra en el Liceo de Hombres de Chillán recordó los meses durante los cuales su docente de matemáticas fue precisamente el antipoeta.

Sandoval, quien actualmente tiene 88 años y vive en Viña del Mar, recuerda que se encontró con Nicanor como su profesor en 1939, meses después del terremoto y cuando Parra vivía sus últimos momentos en Chillán antes de radicarse definitivamente en Santiago.

“Habían habilitado unas salas en las intersecciones de las avenidas Argentina y Ecuador, dentro de unos pabellones de emergencia. Ahí se comenzaron a hacer las clases”, recordó.

“Nicanor era muy serio, tenía un rostro muy nostálgico, y una mirada lejana. Tenía unos cabellos muy crespos que señalaban que ahí había una revolución que vendría pronto de la mano de la poesía. En clases, siempre nos pedía autorización para leer el poema que había escrito durante la madrugada. Pasaron varios meses hasta que se fue. Recuerdo que nos extrañó su ausencia en los exámenes finales. Ahí advertimos que se había ido a Santiago y que no regresaría”, señaló.

Foto Chillan Humano

“Durante ese año, la vida fue difícil. La noche del terremoto me cayó una muralla encima y recién al otro día me sacaron. Me fracturé las caderas y una pierna y me trasladaron a Santiago. Solo regresé cuando estuvimos seguros que las clases se reanudarían. Parra, por ejemplo, nunca habló del episodio en clases, vivía ensimismado dentro de su pensamiento interior”, señaló.

Pero Nicanor en esos pocos meses, caló hondo en los niños del curso. “Yo tenía aversión por la poesía, porque en la primaria nos obligaban a aprender unos tremendos poemas. Con Parra aprendimos a leer más y gracias a lo que él nos mostró, comenzó a cambiar nuestra percepción, sobre todo porque nos mostró algo distinto a lo que yo había visto antes”, precisó.

“A pesar de todo, nunca hablé con él. Antes había un tremendo respeto por la figura del profesor y si no había algo prudente que hablar con él, no se hacía”, señaló contento de regresar a su tierra.