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Dicen las crónicas de la época que:
«A las 11.15 de la mañana del 20 de febrero de 1835 un espantoso estruendo subterráneo llenó de terror a los habitantes de Chillán y los hizo abandonar precipitadamente las habitaciones temerosos de que sobreviniera alguna gran desgracia».
Fue el terremoto que destruyó por tercera vez a Chillán, y que trajo por consecuencia la cuarta fundación decretado el 5 de noviembre del mismo año.
Después de producida la destrucción de la ciudad vino una serie de reuniones de los vecinos; se hicieron muchas consultas; se escucharon opiniones de las autoridades y de algunos expertos, porque había quienes sostenían que la ciudad debía ser reconstruída a orillas del río Ñuble, lo más lejos posible de lo que es hoy Chillán Viejo, y otros que opinaban en favor de la adquisición de un predio de don Domingo Amunátegui. Hubo ofertas y contra ofertas, hasta que finalmente el Presidente José Joaquín Prieto dictó un decreto mediante el cual se dispuso la compra de doscientas cuadras al señor Amunátegui, al precio de doce pesos la cuadra, dejándose al arbitrio del Gobernador y de la Municipalidad de Chillán la elección de «elpunto que mejor vieren convenirles para mensurar las doscientas cuadras de tierra en que debe ubicarse la nueva población».
Fue el terremoto que destruyó por tercera vez a Chillán, y que trajo por consecuencia la cuarta fundación decretado el 5 de noviembre del mismo año.
Después de producida la destrucción de la ciudad vino una serie de reuniones de los vecinos; se hicieron muchas consultas; se escucharon opiniones de las autoridades y de algunos expertos, porque había quienes sostenían que la ciudad debía ser reconstruída a orillas del río Ñuble, lo más lejos posible de lo que es hoy Chillán Viejo, y otros que opinaban en favor de la adquisición de un predio de don Domingo Amunátegui. Hubo ofertas y contra ofertas, hasta que finalmente el Presidente José Joaquín Prieto dictó un decreto mediante el cual se dispuso la compra de doscientas cuadras al señor Amunátegui, al precio de doce pesos la cuadra, dejándose al arbitrio del Gobernador y de la Municipalidad de Chillán la elección de «elpunto que mejor vieren convenirles para mensurar las doscientas cuadras de tierra en que debe ubicarse la nueva población».
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