Del anonimato a las alfombras rojas del cine internacional

25 de septiembre, 2011
ladiscusion.cl

No cuenta con estudios de teatro ni televisión, sin embargo se ha paseado por la alfombra roja de los festivales de cine más célebres alrededor del mundo protagonizando ya dos largometrajes. La historia de Alejandra Yáñez comenzó en “Huacho” y continúa con “Sentados frente al fuego”.

El 24 de octubre es una fecha que Alejandra Yáñez tiene marcada a fuego en su corazón. No sólo porque el año pasado en aquel día partió su padre, sino también porque el 2007, se enteró a través de LA DISCUSIÓN de un casting convocado por el director de cine chillanejo, Alejandro Fernández, para su ópera prima “Huacho”.

El periodista, que antes se había desempeñado como tal en un periódico de corte económico en Estados Unidos, quería que su primera película contara sólo con actores no profesionales o aficionados. Un desafío que con el tiempo tendría máximas recompensas.

“Vi el aviso en el diario y de inmediato pensé en mi hijo menor, Jorge, a quien le gustaba mucho actuar en ese tiempo. Lo llevé el día indicado y cuando me preguntaron por su edad les dije que tenía 11 años. Me dijeron que no podía actuar solo y que me probara también. En ese minuto me pareció divertido y participé del casting fotográfico”, recuerda contenta.

Al mes la llamaron para una prueba de cámara con la actriz profesional Paola Leoncini. “Recuerdo muy bien ese día, porque cuando terminé, Alejandro (Fernández) dejó la cámara en el piso y todos comenzaron a aplaudirme. Esa misma tarde me confirmaron que participaría en la película”, recordó.

Lo que vino después fue un sueño para Alejandra. Festival de Cannes, Festival de Tailandia y la filmación de una nueva película junto al actor Daniel Muñoz, la han hecho crecer. Hace tres días se bajó nuevamente de un avión proveniente de España, tras participar del lanzamiento mundial de “Sentados frente al fuego” en el Festival de San Sebastián.

LA MUJER

Alejandra Yáñez nació en Yumbel el año 1971. Desde pequeña destacó por su fuerte personalidad y su buen rendimiento académico, hecho que le valió un premio para viajar en avioneta cuando apenas tenía 12 años. Ese episodio, recuerda, fue su primer acercamiento al cielo.

A los 16 años quedó embarazada de su primer hijo, Camilo. “Fue difícil, yo estaba el tercero medio y mi mamá se molestó mucho porque yo era la hija menor. Cuando Camilo nació, hice un curso de peluquería porque tenía que tener algo. A los 19 años pude terminar mi cuarto medio y continuar trabajando. Siempre he creído que el trabajo dignifica a la persona y yo en ese sentido, he hecho varias cosas. Fui hasta promotora de imprenta, trabajé en una peluquería y el año 2000 saqué mi título de inspectora educacional. Yo no le hago asco al trabajo”, advierte con dejo de orgullo por cómo ha sacado a sus dos hijos adelante y sola.

Desde hace más de una década está radicada en Chillán Viejo y trabajando en el Jardín Infantil y Sala Cuna Happy Day de la Villa Ríos del Sur, donde también vive.

-¿Cómo fue la experiencia de poder participar de “Huacho”?

- La primera filmación me tocó a mí. Recuerdo que tenía que levantarme de la cama porque me estaba despertando. Lo primero que hice fue bajar la camisa de dormir para que no se me vieran las piernas y Alejandro gritó “corte”. Me dijo que se suponía que yo estaba sola en la pieza y que daba lo mismo que se me vieran las piernas. En ese minuto reaccioné y me metí en el personaje.

-Luego vino la experiencia de viajar a Cannes...

- Alejandro me había dicho que si la película quedaba bien, podríamos viajar y yo no le creí hasta que me invitó a Cannes. Fue un viaje maravilloso con gran parte del equipo. Fue mi primer viaje al extranjero y en un avión de verdad. El problema vino cuando me invitaron a Tailandia.

-¿Por qué?

- Porque tenía que viajar sola y me complicaba el tema del idioma. Al final dije que sí y luego me arrepentí. Pocos días antes del viaje decidí partir. Llegué al aeropuerto y no había nadie de la embajada esperándome. De pronto encontré a un hombre con un cartel que tenía el nombre del festival. Como pude le mostré mi pasaporte y me llevó hasta una limosina que me trasladó al hotel. Me encerré en la pieza, me tiré en la cama y me dije: “qué chucha hago acá”.

-¿Y valió la pena el mal rato?

- Llamé a la Embajada de Chile, pedí hablar con el secretario del cónsul, les dije que me sentía mal, desorientada y que por favor me ayudaran y me enviaron a una secretaria. Antes de eso, llegó mi intérprete al hotel, se llamaba Verónica, y no me dejó sola ni un momento. De ahí, la empecé a pasar mejor.

-¿Pensanste que Alejandro te llamaría para su nuevo proyecto “Sentados frente al fuego”?

- Lo habíamos conversado, pero no lo pensé hasta que me avisaron que estaba todo listo y me advirtieron sobre una escena de sexo. Yo pregunté quién sería mi compañero y no me querían contar. Al final me dijeron que era Daniel Muñoz. Lo trajeron a San Nicolás para que nos conociéramos y estuvimos todo el día juntos, conversando. Le dije que era un lujo poder trabajar con él y quedamos en ayudarnos y apoyarnos mutuamente. A él le había gustado mi trabajo en “Huacho” así es que ya sabía cómo yo lo hacía.

-¿Y qué pasó en esa escena de sexo?

(Ríe) ¿Quieres que te cuente? La verdad es que Alejandro es un maestro, aunque no le gusta que se lo diga. Yo aprendí mucho de él porque no tengo estudios de teatro. La escena de sexo fue la última que se filmó. Ya habíamos pasado un año filmando junto a Daniel y por lo tanto, había mucha confianza entre nosotros. Todo salió bien.

-¿Te ha pesado no tener estudios de teatro, considerando que quieres continuar en esto?

- Yo no soy una actriz profesional y en un comienzo me dio miedo trabajar con Daniel porque no me sentía a la altura de él. Pero al mismo tiempo, me tengo fe y sé cuáles son mis limitaciones. Un día me propuse cambiar esa mentalidad y todo cambió. A Daniel lo miré como un compañero de trabajo.

-¿Has sentido discriminación por no tener los estudios?

- Con “Huacho” sí porque me parecía que todo Chile quería ver la película para saber cómo actuaban personas que no eran actores. Ya no, en San Sebastián ni me preguntaron por qué no estaba Daniel
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