domingo, 14 de abril de 2013

Los barrios que configuran la nueva forma de exigir derechos en Chillán

Domingo, 14 Abril 2013 00:12     Escrito por Jorge Chávez
Problemas viales, tala de árboles, conectividad y ubicación de antenas son los tópicos urbanos que problematizan al chillanejo.
El hecho de que de un tiempo a esta parte distintos grupos, en diferentes puntos del país, se hayan tomado las calles a gritar su descontento por diversos factores (gas, educación, antenas, sueldos, deudas habitacionales, transporte, subsidios, malos olores, medio ambiente),  habla de que éstos han encontrado una forma menos convencional de solucionar sus problemas.
Ya nadie discute el hecho de que la sociedad está movilizada. Es el llamado “empoderamiento” ciudadano, que mueve más rápidamente cambios que el tradicional “diálogo”, que no siempre resulta.
El sociólogo Daniel Fuentes comenta que las protestas ciudadanas responden a que hace mucho tiempo se ha perdido el sentido profundo de la ciudadanía. “Las instituciones públicas tienen una crisis de validación, ya que el ciudadano no le cree  y cuando esto últimos no encuentran soluciones a sus problemas, la gente termina protestando”, argumenta.
Otro de los factores que juega en contra tiene que ver con que las instituciones públicas en Chile son lentas y no responden velozmente las demandas ciudadanas.
Chillán tuvo la semana pasada un ejemplo claro: vecinos de la Población Vicente Pérez Rosales se tomaron la Avenida Martín Ruiz de Gamboa con barricadas, fogatas y consignas en busca de mayor seguridad en la avenida, tras la muerte de una vecina atropellada.
Y no es la primera manifestación. Pese a que Chillán es una ciudad tranquila, existen latente problemas ciudadanos que desembocaron, o pueden convertirse a futuro, en nuevas zonas de conflicto urbano. Barrios que deben estar en el foco de la autoridad, para evitar que se desencadene una crisis como la Martín Ruiz de Gamboa, donde se actuará, pero con posterioridad a la demanda vecinal.
Polvorines urbanos
Chillán en su historia reciente tiene varios conflictos urbanos que pusieron en jaque a la autoridad. Quizás el más mediático fue el llamado “arboricidio” producido el año pasado en el tramo tres de la Avenida O’Higgins, entre el límite de Chillán Viejo y la Avenida Collín, que significará la eliminación, producto de la remodelación de la arteria, de al menos el 89 por ciento del total de árboles de la mencionada calle.
Vecinos del sector, antes de que comenzaran las obras, advirtieron su oposición a la tala, pero no fueron escuchados. La lección la aprendió Chillán Viejo, cuyos vecinos, para evitar que sus árboles corrieran la misma suerte en la remodelación del tramo dos, correspondiente a dicha comuna, en enero pasado comprometieron al alcalde de Chillán Viejo, Felipe Aylwin, en la cruzada. Y hubo protesta, claro que el mandante de la obra, en este caso el Serviu, aclaró que en dicho tramo no habría talas.
 Hoy el mismo fantasma se cierne sobre O’Higgins en su cuarto tramo de remodelación, entre Collín y Ecuador. La Dirección de Obras de la Municipalidad solicitó un nuevo diseño de la vía, para evitar el corte de  aproximadamente el 30 por ciento de las especies (105), situación que ya viene siendo materia de reclamos por parte de vecinos del lugar, así como de aquellos que por las redes sociales hacen llamados a defender las especies arbóreas. Sin embargo la respuesta del Serviu fue taxativa: no se puede cambiar el diseño, y los árboles serán talados.
Colectivos como “Salvemos Árboles de Chillán” y el “Movimiento de Acción Ambiental de Ñuble”, vienen no sólo recogiendo las denuncias de cientos de chillanejos que se oponen a la tala de árboles, sino que las insta a adoptar medidas del tipo legal para impedir que se eliminen más. El Colegio de Ingenieros Forestales también emitió su opinión, y presionó al municipio a hacer las cosas bien, significando eso, para el grupo de profesionales, defender el arbolado urbano.
Problemas en el oriente
El crecimiento del parque automotriz (33% en los últimos cuatro  años) ha ido de la mano con el denominado boom de la construcción, el que da cuenta de que existe en la ciudad una oferta de aproximadamente 1.300 viviendas, según estima la Cámara Chilena de la Construcción; y de todas ellas, al menos un 30% se encuentran en el sector oriente.
El problema es que dicho crecimiento no ha sido armonioso y las consecuencias de una mala planificación provocaron que Obras municipales haya solicitado al Ministerio de Vivienda el congelamiento de los permisos de construcción para esa zona, hasta que no existan avenidas alternativas para conectar el sector, que hoy sólo tiene una calle para  tal efecto: Alonso de Ercilla.
Los vecinos del las villas Doña Francisca, Las Crisálidas, Galilea y Doña Rosa tienen que sufrir a diario los tacos producidos en horas punta,  por el hecho de contar sólo con una vía de entrada y salida a sus respectivos sectores. Además los que viven en ésta, la última, aún más se ven afectados por el escaso y muchas veces nulo servicio de transporte público que llega al lugar.
Los habitantes de Doña Rosa que no poseen vehículoss, muchas veces tienen que caminar hasta 10 cuadras para poder tomar la locomoción.
El descontento va en aumento en dicha zona, y si bien han existido protestas, estas no se han desarrollado con la pirotecnia que ejercieron los pobladores de la Vicente Pérez. No obstante la tensión está instalada, eso lo sabe el municipio, y por eso se decidió a actuar.
Las antenas vecinas
Los vecinos de la Villa Doña Francisca tienen aún fresco el recuerdo de las protestas que protagonizaron hace un par de años, cuando se tomaron la Avenida Alonso de Ercilla y con cacerola en mano reclamaron por la instalación de una antena de telefonía. Si bien la antena terminó siendo instalada, la ciudadanía dejó en claro que querían que se les hiciera parte de las decisiones que adoptan las autoridades comunales cuando otorgan permisos para que las empresas puedan disponer de estos espacios para la construcción de sus torres de comunicación.
Según las personas afectadas que tienen como incómoda vecina a la antena (frente al Sidney College) las dueñas de éstas han actuado con prepotencia y sin tomar en cuenta mayores consideraciones, de modo que han instalado sus estructuras donde a ellos mejor les acomode y sin consultar a la ciudadanía.
Otros barrios de Chillán como la Luis Cruz Martínez, Población Ferrocar, Quilamapu y en Chillán Viejo han pasado por el mismo problema. Hoy existe al menos un catastro y una nueva ley de antenas, que se estima, descomprimirá la oposición ciudadana contra estos artefactos.


MÁS INFO EN: http://www.diarioladiscusion.cl/index.php/noticias/noticias964883477/personal-tech30550243/24865-los-barrios-que-configuran-la-nueva-forma-de-exigir-derechos-en-chillan
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