La versión chillaneja espera
consolidarse en el tiempo, sin tener que recurrir a otros estilos en busca de
la audiencia, como Olmué.
Chillán es, además, una de las
ciudades con mayor poder de convocatoria para actividades como ésta.
Hace pocos días finalizó la hoy cuestionada versión número 50 del Festival del Huaso de Olmué. Hace algún tiempo, y con la intención de convertirse en un espectáculo más “vendible”, su organización traspasó la posibilidad de televisar el certamen a TVN. El canal estatal cumplió su objetivo de ganar en rating, pero el festival perdió el enfoque folclórico que lo caracterizó por tantos años, de la mano con grupos como Los Bunkers, Los Fabulosos Cadillacs, el Huaso Filomeno y la agrupación Pata ‘e Cumbia, entre otros invitados al evento.
Así lo cree Rodrigo Aguilera,
integrante del Ballet Folclórico Municipal. “Ves en el Festival del Huaso de
Olmué a artistas como Vicentico, que escapan de la raíz folclórica chilena. Yo
siento que cuando un producto vuelca a lo comercial, pierde su identidad.
Recuerdo que lo veía en la década de los ochenta. Lo tenían otros canales, con
el Once y el Trece, pero era netamente folclórico, hoy no es así”, advierte.
Algo muy distinto a lo que está
ocurriendo con el Festival Nacional del Folclor, actividad chillaneja que
comenzó tímidamente el año 2010 (y en medio del terremoto) y que este fin de
semana completó su quinta versión. Su organizador, Osvaldo Alveal, ha señalado
en reiteradas ocasiones que por nada desea cambiar el valor que tiene. Y así
también lo cree Rodrigo Aguilera. “Osvaldo ha rechazado ofertas de otros grupos
que se han ofrecido en venir, y por ejemplo, para la presentación de Mampoval
en esta versión, al grupo se le pidió una rutina de humor campesino y esos detalles
se han cuidado en extremo. Además que se trata de un festival que, a pesar que
es nuevo, sólo este año logró acaparar la atención de 11 regiones de Chile de
las 15. Eso a mi modo de ver es un tremendo logro y una muestra clara de la
identidad de este festival”, afirma.
Al productor Roberto Mathieu le
ha tocado viajar por todo el país en la organización y transmisión de eventos.
De hecho, el Festival Nacional del Folclor que termina esta noche en la
explanada del Estadio Nelson Oyarzún se transmitió por la empresa de Roberto a
través de streaming, por el sitio web de la municipalidad, acaparando la
atención de los chillanejos diseminados por el mundo.
“Podríamos decir que los
festivales que van quedando de este estilo son más bien pocos. El que se organiza
en San Bernardo puede aún estar dentro de este rango. El problema es que cuando
un canal lo toma y lo transforma en algo comercial, todo se desvirtúa. Por mi
experiencia, puedo decir que el de Chillán es un niño que está creciendo sano”,
explica.
“La apuesta de la televisión de
hoy es tomar estos festivales. Esto nació en Viña del Mar, cuando la gente
miraba todo desde un cerro y todo se transformó en una empresa. Cuando salió
Viva Dichato, en Viña del Mar pasaron susto por el rating. La gente volcó a lo
más local y los canales comienzan a poner los ojos en estos festivales para
potenciarlos. La ventaja es que el festival sale al mundo, pero ya no eres tú
ni el público local quienes lo manejan”, indica.
“Los festivales van mutando, van
evolucionando. A lo mejor el día de mañana no será la misma locación, de pronto
será dentro del estadio, tendrá artistas de corte internacional. Es un niño de
cinco años, muy joven. Angol es un clásico de los festivales folclóricos, sin
embargo Brotes de Angol no está en la televisión. Eso ha pasado porque en esa
comuna no quieren a grupos de rock sobre el escenario, y a pesar que han tenido
ofertas, no las han aceptado”, añade Roberto.
Tanto Rodrigo como Roberto
enfatizan, además, en el público chillanejo, el que siempre ha demostrado
fidelidad con las actividades folclóricas que se desarrollan en los distintos
espacios. “Para muchas presentaciones del ballet nosotros ponemos en el teatro
400 sillas y queda gente de pie. Eso tampoco ocurre en otras ciudades. El interés
se da en zonas como ésta, con tradición campesina. Chillán, en este sentido,
tiene un público admirador de su folclor”, sostiene Rodrigo Aguilera.
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