La querida “Keka” y la historia de su última fotografía

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Domingo 21 de septiembre de 2008.

Foto: LaDiscusion.cl
“Llegó a mi casa como a las 11 de la mañana. Somos vecinas y amigas desde hace dos años. Más que vecinas, diría yo, porque nuestras casas comparten el mismo sitio”, comenta Carolina Alvez, quien junto a su familia compartió los últimos minutos de vida de la profesora Amelia Sandoval. La “Keka”, para los más conocidos.

“Estuvimos celebrando un asado familiar, por el cumpleaños número tres de mi hija Antonia”, contó, mientras revisaba las fotos tomadas la tarde del viernes en el computador. “Me cuesta encontrarla porque era re mala para fotografiarse”, dice, mientras recuerda el minuto en que ambas se despidieron, cerca de las 6 de la tarde. “Me dijo que tenía que pasar a buscar a su hijo Carlos, para ir a otro cumpleaños. Fue la última vez que la vi”, señaló.

ENTUSIASTA Y BUENA AMIGA Margarita Henríquez ha trabajado quince años en el hogar de los González Sandoval. “La señora Keka era muy vital. Tenía que estar antes de las 8 en el Liceo, y participaba en todo lo que ella pudiera ayudar. Era un siete como patrona, y una mamá muy preocupada”, confesó.

Su amiga del alma y comadre, Marilú Bianchi, completa el perfil de esta querida profesora. “Nos conocimos en el Liceo Industrial y no nos separamos más, tanto, que soy la madrina de su hijo menor. Con otras ocho amigas tenemos un grupo, fuimos incluso a Brasil juntas, y nos reunimos periódicamente en su casa. Ella la prestaba, con la condición que laváramos los platos. Eso no le gustaba”, confi denció.

Precisamente, sobre la cama de Amelia, quedaron dos manteles que la maestra había comprado para la próxima tertulia, según nos dijo Margarita Henríquez. “Le encantaba adornar las cosas y organizar cócteles”, agregó.

MASIVO ADIÓS Sus amigos y colegas llegaron en masa ayer hasta la Parroquia San Vicente, donde se estarán velando sus restos hasta mañana, cuando se realicen sus funerales, durante el transcurso de la mañana. Personeros del Colegio de Profesores y del Sindicato de Corpride la recordaron como una mujer muy alegre, y una de las primeras dirigentas de esta última organización.

Ayer se esperaba que dieran de alta en el hospital a Carlos, el hijo de 15 años que la acompañaba cuando los chocaron. Él, junto a sus hermanos, Nicolás (25) y Tomás (19), se han refugiado en sus amigos, familiares y en su padre, Carlos González, para mitigar el dolor de perder a su madre. “Querida Keka: hoy los ángeles celebran tu llegada y nosotros lloramos tu partida”, es la frase con que su amiga, Carolina Alvez, quiso despedirla.
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